jueves, mayo 21, 2009

Ordalías

El tema de esta semana ha sido gracias a Jose Obdulio Gaviria: la irresponsabilidad de muchos periodistas en el momento de buscar "la chiva".

Algo por el estilo, aunque con menos impacto, sucedió ayer en la sección de denuncias de la W: Una señora y su hija, pretendiendo agilizar al aparato judicial, hizo uso de los micrófonos de W radio para contar su historia.

"Vamos a llamar a la niña Petronila para proteger su intimidad" es la primera afirmación de la periodista, que prosigue: "Petronila, cuéntanos ¿cual es tu denuncia?". Y Petronila, con voz temblorosa cuenta a la audiencia como un compañero del colegio, a quien identificó con su nombre completo -sí, su nombre completo: nombres y apellidos en voz firme y alta-, la violó luego de haberle dado trago y seguramente (dice ella) haberla drogado porque sólo tomó dos tragos de whiskey, y no se acuerda de nada más que de un improvisado e inconcluso juego con un dado (mi linda eso se llama cacho) y de cuando estaba en un cuarto con "el muchacho" que le bajó los pantalones.

No voy a discutir el intringulis de lo sucedido, si hubo o no violación, si la ñiña inventó todo porque el novio la agarró en algo "malo", si el compañerito es un degenerado, si esta bien o no que los colegiales tomen trago y esas cosas; no, esta vez como siempre hablaré de los derechos que hasta el más criminal tiene, porque no por eso deja de ser persona.

Don Alberto Casas Santamaría dónde estaba metido que no se pronunció al respecto y dejó que el circo acusador continuara. Señores periodistas la Constitución así parezca una puta irrespetada a la que cualquiera le mete mano según convenga, no es un libro inutil y la presunción de inocencia (Art. 29 C.N) no es un chiste.

Me pregunto en qué pensaba la periodista, e incluso el director del programa, cuando permitieron semejante atropello, y como esa aplicación paralela de justicia en cabeza de los medios está siendo permitida, claro es que los mecanismos paracos son tan atractivos...Más allá de si el fulano, violó o no a su compañerita, no es un medio de comunicación el encargado de realizar el juzgamiento, ni mucho menos el encargado de valorar "las pruebas", tampoco es válido eso de "estaremos al tanto de su denucia" asumiendo que el muchachito cuyo nombre fue mancillado, es un violador y que por eso debe terminar tras las rejas.

Todo eso es competencia de un Juez de la República, ni siquiera el fiscal tiene esa potestad, pero claro, hay que presionar al colegio para que "tome medidas frente al violador", obligando a la institución a excederse en sus facultades sólo para darle gusto al acalorado ánimo revanchista que ahora invade a esta sociedad, y por supuesto a sus voceros los señores periodistas.